Un error (muy) común al limpiar tu rostro que podría estar causando tus brotes.
Lavar tu rostro puede parecer una tarea básica, pero requiere un poco de conocimiento para aprovechar al máximo la experiencia. Según expertos en dermatología, existe un error bastante común al limpiar el rostro que podría estar provocando esos molestos brotes en tu piel. Te contamos todo lo que necesitas saber para evitar este problema y lucir una piel impecable.
El error en cuestión tiene que ver con la forma en que aplicas tu limpiador facial. Si simplemente lo aplicas directamente sobre tu rostro sin realizar un proceso llamado "emulsificación", es probable que no estés obteniendo una limpieza tan profunda como crees.
¿Qué es exactamente la emulsificación? Se trata de mezclar dos ingredientes diferentes para lograr una textura espumosa. En el caso de los limpiadores faciales, estás combinando un limpiador a base de gel o aceite con agua. Este proceso de emulsificación mejora la eficacia del limpiador y facilita la distribución de los ingredientes activos en tu piel.
Para emulsionar correctamente tu limpiador, humedece tus manos y mezcla una gota de producto entre las palmas durante unos segundos. Debes hacerlo hasta que adquiera una textura cremosa y espesa, lo cual puede llevar de cinco a diez segundos, e incluso hasta veinte segundos. Realizar este proceso te permitirá obtener una limpieza más completa y efectiva.
Cuando el limpiador está emulsionado, su textura penetra más profundamente en los poros, proporcionando una experiencia de limpieza más exhaustiva. Además, al estar emulsionado, el limpiador se mezcla mejor con el agua, lo que facilita su enjuague sin dejar residuos que puedan contribuir a la aparición de acné, brotes y espinillas.
No solo obtendrás una limpieza más profunda, sino que emulsionar tu limpiador también lo hace más suave para tu piel. Este proceso suaviza el producto, evitando irritaciones y tirones innecesarios en la piel durante la aplicación. Sin duda, es importante evitar cualquier tipo de irritación o enrojecimiento en nuestra preciada piel.
Una vez que tu limpiador esté bien espumoso, aplícalo en todo el rostro asegurándote de cubrir todas las áreas, incluyendo la frente, la zona T y el mentón. No olvides lavar también tu cuello, ya que es una zona que a menudo se pasa por alto y puede acumular maquillaje, perfume u otros residuos. Los expertos recomiendan lavar el rostro dos veces al día para mantenerlo limpio y saludable.
Como beneficio adicional, emulsionar tu limpiador proporciona una experiencia más lujosa en tu piel. La textura cremosa y espumosa crea una sensación indulgente que te hará sentir como si estuvieras en tu propio spa personal.
Puedes probar emulsionar tu limpiador facial favorito, ya sea a base de gel o aceite, de tu colección actual. También puedes considerar probar los recomendados por los expertos en dermatología para descubrir nuevas opciones que se adapten a tus necesidades.
No subestimes el poder de una correcta emulsificación al limpiar tu rostro. Este simple paso puede marcar la diferencia en la salud y apariencia de tu piel, evitando esos molestos brotes que tanto nos preocupan. ¡Luce una piel radiante y sin imperfecciones con este sencillo truco!